El estudiante
despierto y la sana disconformidad
22-08-2015.-
El anclaje de energías
solares-espirituales en el aura planetaria y principalmente en su Núcleo, ha
hecho posible una restitución de la verdad teosófica de una manera original y
única, como no había sido posible antes.
Como los estudiantes reflexivos
saben, la Teosofía, o Sabiduría de todas las edades, existe desde tiempos
inmemoriales, y existía aún antes de la existencia del planeta Tierra y del
sistema solar. Esto es así sencillamente por el hecho de que “Teosofía” es
conocimiento sagrado de la vida en su totalidad, por lo tanto excede al ciclo
de un planeta, una estrella, e inclusive de una galaxia…
Teosofía es sabiduría de los
esquemas y ciclos de la Evolución, pero en cierta manera, Teosofía es “verdad
viva”, atemporal, pudiendo volverse temporal al reflejarse en espacios físicos
temporales.
Muchos estudiantes entienden a la
Teosofía como un cuerpo de enseñanzas limitadas proveniente de ciertos Maestros
y discípulos elegidos, pero si bien tales enseñanzas forman parte del infinito
mar del Conocimiento, son tan solo como algo semejante a “una gota” en el
inmenso océano dela Sabiduría…
Los estudiantes conservadores y
‘celosos’ de “esa gota” revelada y retransmitida cometen el error, muchas
veces, de negar el Conocimiento que pueda ir revelándose desde el resto del
‘Océano’ aún inexplorado, pero que va reflejando su continente a los inspirados
e intuitivos…
El Océano de la Vida va descorriendo
pausadamente sus velos ante una Humanidad aún ciega y mayormente ‘emocional’,
pero aún así, cada aproximadamente 100 años nuevas revelaciones aparecen
eclipsando viejas estructuras, y así…, a paso tranquilo pero inexorablemente
seguro, avanza la conciencia humana hacia su destino de sabiduría.
La
creación de la Sociedad Teosófica en 1875 y la aparición de la incomprendida
“Doctrina Secreta” han sido tan solo el puntapié inicial para el recorrido de
un extenso camino hacia nuevas luces del Conocimiento.
Algunos
interpretaron a las Enseñanzas Teosóficas del siglo XIX como incuestionables y
casi como “reliquias de museo”…, y así las conservaron las mentes más
recelosas, las cuales no supieron interpretar el verdadero espíritu que dio
impulso a la creación de la Sociedad. Tal espíritu era el de la creación de
grupos (logias) alrededor del mundo, capaces de pensar por sí mismos, en forma
libre, creativa y científica a cerca de los asuntos de la vida material y
espiritual. El impulso original en la creación de la S.T. era promover el
nacimiento y desarrollo de una conciencia libre de aferramientos dogmáticos, y
esto por supuesto que debía incluir al cuerpo de enseñanzas teosóficas… Pero
claro es que tal objetivo solo tuvo éxito en menor parte, siendo en su mayor
porcentaje un fracaso, al ver que las logias se transformaban con el paso del
tiempo en mecanismos de repetición mecánica del conocimiento libresco.
Siempre fue para el ser humano mucho
más ‘cómodo’ repetir estructuras de creencias, adormeciéndose en “lo ya
establecido”, que mantener una actitud sana e “inteligente rebeldía” ante todo
conocimiento grabado como ‘memoria’.
El verdadero estudiante despierto es ‘gnóstico’, porque se conoce a sí mismo,
o al menos, está en estado de alerta constante; y es ‘teósofo’, porque siempre tiene, ante todo, el espíritu del libre pensador,
el cual le impide dormirse en el conocimiento intelectual.
Recuerde
el estudiante que “inteligencia” es más que ‘intelectualidad’, siendo esta
última un aspecto de manas, y la
primera un aspecto de buddhi.
El verdadero “estudiante despierto” es
luz continuamente para sí mismo (porque es ‘inteligente’, no solo intelectual);
siempre está colocando un “por qué” y un “para qué” ante todas las cosas… Es un
“entusiasta disconforme” porque comprende que ‘la conformidad’ es la muerte y
la parálisis del alma. La conformidad es lo que mantuvo a la humanidad durante
épocas completas, por cientos y hasta miles de años, sumida en ilusiones y
espejismos que mantuvieron esclavos a los pueblos llenos de supersticiones. La
conformidad es enemiga del progreso, y el progreso de la conciencia necesita de
hombres ‘sanamente disconformes y rebeldes’.
La rebeldía tiene un aspecto malo y
otro bueno. La rebeldía negativa es inmadura, irreflexiva, es decir, “se opone
por oponerse”…, sin saber por qué, o da motivos inconsistente o falsos en la
oposición. La rebeldía positiva, en cambio, es esperanzada, reflexiva y madura,
y se apoya en el constante discernimiento y ‘sed de progreso’.
La regeneración de la Teosofía
dependerá, en todo caso, de la regeneración del ser humano, al menos del grupo
de almas que, sintiéndose atraídas por los misterios de la vida, se hayan
‘despertado’, pudiendo ir más allá de los escolásticos conocimientos.
El Sol del Nuevo Día en la Humanidad
ya ha aportado nuevos rayos de luz sobre el orbe planetario. Esas energías son
verdaderos rayos búdicos que están circulando, hoy más que nunca, alrededor del
mundo, compenetrando los éteres y facilitando el despertar de las almas aún
dormidas.
Llamamos “almas dormidas” a las que
aún reposan en la conformidad y mecanicidad de los hábitos y deseos, sin
cuestionamientos verdaderos. El “despertar del alma” comienza a ocurrir con la
reflexión a cerca de todo…, pero llega a su cumbre cuando la pregunta se dirige
al “SÍ MISMO” y es capaz de preguntarse con toda profundidad y perplejidad:
“Qué
soy”; “quien soy” realmente…
Este es ‘el punto de partida’, el
inicio de un infinito camino hacia el corazón de la Vida.
PAX CRISTI